02 Ago Orquestas por todas partes
Las orquestas están por todas partes. Y los instrumentistas de dichas orquestas ya no hablemos. Violinistas, cellistas, flautistas, todos ellos músicos de “corte clásico” –denominación un tanto absurda pero que nos sirve para entendernos–, están presentes en el imaginario colectivo asociados no sólo a los auditorios y teatros de ópera, sino a música popular –nueva definición absurda pero que también nos vale–, pues es muy frecuente verlos en videoclips de cantantes y grupos conocidos. También los oímos, quizá sin saberlo, en grabaciones que nos ponen en radio o canales de Youtube. Y sin embargo seguimos con la cantinela de que la música clásica aburre, no tiene futuro y no llega a la gente.
Dicho así, y si vemos las cifras, efectivamente hay un problema a la hora de hacer llegar la música clásica al ciudadano medio, pues no en vano son siglos de hacerla pasar por algo elevado y etéreo no apto para todos los públicos. Puede que haya obras así, que exijan al oyente un mínimo de preparación para enfrentarse a ellas y enterarse de qué va la cosa, pero la gran mayoría de ellas pueden ser disfrutadas sin ningún problema. No en vano hay agrupaciones que ya están haciendo algo al respecto, como los Conciertos Descubre de la Orquesta y Coro Nacionales de España, en los que un presentador explica la obra mientras la agrupación toca, y luego se interpreta la obra completa.
En el mundo de la lírica los subtítulos fueron un gran avance para seguir la historia, ayudando a que los neófitos puedan emocionarse con La Traviata, Tosca o Il Trovatore como el más avezado seguidor del género. Y si no que dé un paso adelante aquel que, habiendo ido a ver un título como los tres que hemos mencionado, no ha aplaudido como un loco al ver bailarines, solistas, coro y orquesta luciéndose durante dos horas de actuación. Que nosotros conozcamos, no hay nadie que no repetiría.
La Traviata en el Palau de Les Arts de Valencia.
Y sin embargo nos encontramos con que “la música clásica está muerta o muriéndose”. Pues no señores, simplemente hay que reinventarla. Bajarla del pedestal y demostrar que, aparte de tocar obras de Mozart o Beethoven, una orquesta tiene más posibilidades –muchas más, si se nos permite añadir–. Lo que hay que hacer es darle una vuelta, estudiar alternativas y ponerse a ello. Por ejemplo, ¿quién iba a decir que dos cellistas pondrían en pie estadios y salas de todo el mundo? Pues ahí tienes a 2CELLOS, que con sus arreglos de obras conocidas y su estilo cercano y desenfadado han conseguido algo que parece increíble. Otro ejemplo son los conciertos de bandas sonoras, habituales en las temporadas de todas las orquestas sinfónicas de nuestro país. La potencia sonora y la riqueza tímbrica de una agrupación de este tipo, con sus setenta músicos en el escenario, no es imitable por ningún otro aparato. Prueba de ello es que los Scorpions, KISSo Frank Zappa han grabado discos con orquesta, y que en la edición de 2017 del Festival de Woodstock –bien distinto del famoso festival de 1969– The Dead Daisies tocaron con la Gorzów Philharmonic Orchestra. Y para terminar, este mes de julio hemos tenido al Teatro Real retransmitiendo Lucia di Lammermoor en directo para pantallas de toda España, y al Teatro de la Zarzuela haciendo lo propio con su última producción de temporada, 24 Horas Mintiendo, a través de Facebook Live.
Queda claro pues que la música clásica y todo lo que la rodea tiene mucho potencial para seguir viva y aportar a las nuevas generaciones de este siglo XXI. Simplemente hay que crear formatos adecuados a los tiempos que corren, por supuesto respetando a la música y a los músicos. Esa es la idea que defendemos en Innova Música, y por ello estamos a vuestra disposición para ayudaros en cualquier proyecto que queráis emprender.